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Historia

Fuente de las Galeras

La Fuente de las Galeras Reales se construyó en el año 1.735 bajo el mandato de Don Tomás de Idiaquez, Capitán General del mar océano. Se realizó una primera reforma más de 100 años después, en 1.842 dándole la configuración actual.

Es una construcción de poca altura cubierta con una bóveda de cañón y dos pequeñas cupulillas en los extremos. En el alzado opuesto al río se levanta la fachada principal, que tiene un remate de piedra en el centro del pretil que bordea la cubierta.


Historia

La puerta de acceso al interior se encuentra situada en el alzado lateral derecho orientado hacia la desembocadura del Guadalete, en uno de los lados menores de su planta rectangular. En 1842, el maestro mayor Diego de Figueras remodeló la fuente colocándole los seis grifos, el solado y el alicatado con losas de Tarifa y los dos escalones corridos también con la misma piedra.

Lo más significativo de esta fuente es el remate en piedra a modo de cornisa donde se enmarca una especie de dosel pétreo cuyo motivo central, el escudo real, está flanqueado por dos leones rampantes envueltos por una decoración formada a base de roleos.

Rematan dicha fuente cuatro jarrones esquineros y la corona real.

DATOS HISTÓRICOS

Según se desprende de la inscripción que posee la Fuente de las Galeras en su frente principal, fue construida por el maestro mayor Bartolomé de Mendiola durante los primeros meses del año 1735, bajo el mandato de don Tomás de Idiaquez, nombrado jefe supremo de la Bética por el monarca Felipe V.

Con motivo de una de las estancias de sus majestades el rey Felipe V y su esposa Isabel de Farnesio en el Puerto de Santa María durante 1735, se tomó la decisión de adornar la ciudad con aguas surgidas de diversas partes, con la finalidad de proveer la flota y expediciones que se dirigían hacia las Indias, y a su vez pudiesen ser contempladas por cuantos viajeros la contemplasen.

A pesar de su magnífica construcción arquitectónica y decorativa, el agua corría sin interrupción durante todo el día, provocando el que las calles se convirtiesen en un fangal produciendo malestar entre los vecinos y un grave prejuicio para la economía de la ciudad.

Esta situación se mantuvo hasta mediados del siglo XIX, periodo en el que se comenzó a regular el agua de las fuentes existentes mediante grifos, y a crear toda una red de cañerías que pasarían por las cuatro fuentes principales que poseía la localidad; la de Galeras, la de la Cárcel, la de Santo Domingo y la de la Caridad.

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