Las salinas portuenses, humedales originados por la mano y el trabajo del hombre en busca de un recurso ancestral como la sal, son también espacios llenos de biodiversidad, refugio y lugar de reproducción de numerosas aves propias de humedales y marismas. El águila pescadora, flamencos y una gran variedad de aves limícolas forman parte del valioso patrimonio natural y etnográfico que atesoran la Salina de la Tapa y Marivélez o la Salina de Santa María.
Fueron los fenicios los primeros en desarrollar la extracción de la sal en las marismas de la Bahía de Cádiz y los que controlaron el comercio de la sal por todo el Mediterráneo.
Ya en época romana es cuando esta industria consigue su máximo apogeo, exportando a todo el imperio los pescados en salazones y la famada salsa "garum".