Los comerciantes que traficaban con América son conocidos como cargadores a Indias. Estos tenían un alto poder económico y social. Su riqueza se manifestaba a través de sus posesiones urbanas y rústicas que de alguna manera estaban puestas al servicio de su actividad económica la exportación de bienes como aceite, aguardientes y vinos entre otros
La Vizarrona, antes ubicada en el Pago de los Tercios toma su nombre de una importante familia vasco-navarra: los Vizarrón que en el siglo XVII se afincaron en El Puerto de Santa María atraídos por los vientos de ida y vuelta del comercio con América.
Los Vizarrones han dejado un amplio legado en El Puerto constituido por varias casas palacios ubicadas en lugares claves, cercanas a la ribera del Guadalete. Así encontramos casas en las Plazas de Colón y el Polvorista, en la calle de Puerto Escondido y otras que conocidas con el apellido de otro propietario también pasaron a vincularse con los Vizarrón, como fueron los Valdivieso o los Ramirez-Arellano.
Tanto en el campo como en la ciudad disponían de los elementos necesarios para producir y almacenar. En la planta baja de las casas-palacios disponían de molinos de para molturar la aceituna y alquitaras para producir aguardientes, y bodegas para almacenarlos.
La Vizarrona disponía de seis lagares en el siglo XVIII que servían para pisar la uva y obtener los mostos cuando casi la totalidad de la extensión de la finca estaba sembrada de viñas.
De la Vizarrona llama la atención la denominación en femenino pero no nos puede extrañar porque son muchas las explotaciones agrícolas que feminizan los apellidos o las profesiones. Son los casos de expresiones como la Gobernaora, La Doctora, Las Boneas, etc. En este caso podría venir por dos personajes de gran fuerza como fueron Catalina y Clara Vizarrón.