Los Cargadores a Indias, empresarios y armadores navieros que comerciaban con especias y sedas de África y América y Asia, en ocasiones se dedicaban a la producción de aceite y vino para pertrechar sus barcos en las travesías por ultramar.
Era habitual que estos Cargadores, además de edificar sus residencias en el casco urbano las conocidas como Casas-Palacio, construyeran residencias en el interior de la campiña. Estas construcciones mantenían el aire palaciego de las del centro de la ciudad, siendo muy común la aparición de blasones y elementos arquitectónicos propios de aquellas, pero con significativas diferencias motivadas por el carácter funcional productivo de éstas frente al comercial o logístico de las primeras.
Popularmente esta viña es conocida como La Aníbal y La Niva, modificaciones fonéticas del apellido de su más destacado propietario: Juan Araníbar (natural de San Sebastián), capitán y caballerizo del duque de Medinaceli.
Casado con Leonor Rodríguez Cortés (componente de una de las familias más ricas de El Puerto de los siglos XVII y XVIII), Juan Araníbar fue regidor municipal y uno de los más importantes cargadores a Indias (comerciante con las colonias españolas en América) de la segunda mitad del siglo XVII.
Juan Araníbar compró esta viña en 1660 y edificó la casa. Posteriormente, la viña pasó por herencia y compra-venta, de forma sucesiva, a Pablo-Miguel Vizarrón (alguacil del Santo Oficio de la Inquisición), Pedro-José Winthuyssen Gallo (presbítero) y Ramón Céspedes (comerciante gaditano).
Aunque con algunas reformas posteriores, es una de las casas de viña más antiguas de El Puerto.