Entre los siglos XVI y XVIII, el Concejo (Ayuntamiento) de El Puerto labró pozos en las principales vías pecuarias y baldíos del término, para que pudiese abrevar gratuitamente el ganado caballar, vacuno, lanar y cabrío.
Estos pozos concejiles (municipales) unen a su funcionalidad una sobria estética. Son un elemento destacado de la vida, el paisaje y el patrimonio rural.
Este pozo del Gallo se encuentra ubicado en el baldío y descansadero del mismo nombre, donde confluyen las veredas de Chapitel o del Gallo, de las Marismas, Barbaína y Regla o Chipiona. En sus proximidades se encuentran los restos de los cortijos conocidos con los nombres del Gallo y Pocito Chico.
El pozo responde a la tipología genérica de pozo ganadero: un brocal con apertura en el mismo, a modo de balconcillo volado, una plataforma de extracción (con el objeto de facilitar la elevación de las cubetas de agua), y un abrevadero de gran longitud a dos niveles alturas para adaptarse a los distintos tamaños de animales.
Es probable que el topónimo “Gallo” se refiera a una veleta con la figura de esta ave colocada sobre el chapitel (aguja) de la torre de la principal finca de este pago denominada el Cortijo del Gallo.
La importancia de este cortijo dio nombre a la laguna colindante y a los caminos rurales que conducían a él, así como al pozo labrado en el descansadero de ganado abierto en la confluencia de las mencionadas vías rurales.