De las tres lagunas es la que se encuentra a una menor cota. Como las otras dos, forma parte de una reserva natural especialmente delicado y tiene el acceso prohibido pero, además, dada su mayor inaccesibilidad por estar a mayor distancia de la linde de la finca privada en la que está ubicada, supone el refugio más seguro y aislado para las aves. Puede observarse en su totalidad desde algunos puntos del camino de los romanos.
La laguna Chica, tiene una superficie de en torno a las 12 hectáreas, alcanza a tener una profundidad de entre un metro y medio y dos metros, aunque hasta hace medio siglo su profundidad podría superar el doble. Sin embargo, el material de acarreo disuelto en las aguas de las escorrentías que confluyen en ella, ha ido colmatándola con el tiempo. Es precisamente esa circunstancia y su geometría rectangular la que da pie a una interesante línea de estudio sobre su origen como barrero de extracción de arcilla para la fabricación de ánforas cerámicas.
Su vegetación es fundamentalmente de carrizos, castañuelas, bayuncos y juncos, perimetrada por una línea continua de taraje que le otorga un refugio especialmente idóneo para aves de pequeño y mediano porte.
Entre las especies que viven en estas lagunas se encuentra el flamenco, la malvasía, la focha cornuda, las cercetas pardillas, los patos colorados, las cigüeñuelas, los ánades rabudos, avefrías o el morito.